miércoles, 28 de septiembre de 2016

      Valijas
Hombres  jóvenes pasan llevando un ataúd.
Necesito un par de guantes finos, una cala, un tapado raído.
El hábito hace al monje,
y hay tanta incertidumbre
tanta belleza ajada, olor a mañana invernal,
a cementerio en una cala .

Hemos pedido que fuera sólo un sueño
pero no se nos ha escuchado.

Cala en el fondo de la valija,
guantes de encaje por si hiela.
Negros, con botoncitos, hasta el codo.

Basta estirar levemente una mano
para estar en una clara habitación .
Hotel, terraza al mar, café lleno de humo.

No tiene sentido volver.
Nadie en casa,
en lo que era mi casa.



No hay comentarios.:

Publicar un comentario