Valijas
Hombres jóvenes pasan llevando un ataúd.
Necesito
un par de guantes finos, una cala, un tapado raído.
El hábito
hace al monje,
y hay
tanta incertidumbre
tanta
belleza ajada, olor a mañana invernal,
a
cementerio en una cala .
Hemos
pedido que fuera sólo un sueño
pero no se
nos ha escuchado.
Cala en el
fondo de la valija,
guantes de
encaje por si hiela.
Negros,
con botoncitos, hasta el codo.
Basta
estirar levemente una mano
para estar
en una clara habitación .
Hotel,
terraza al mar, café lleno de humo.
No tiene
sentido volver.
Nadie en
casa,
en lo que
era mi casa.
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