Qué desolación de ave solitaria, la mañana es un trapo sucio que los
árboles soportan tristemente.Yo busco el cordón de la vereda, los charcos, para
mirarme y no seguir tan desorientada. No hay espejos, los espejos envueltos en
la niebla no me devuelven nada. Nadie se refleja en ellos. La soledad me asusta.
Necesito recurrir a la memoria para verme de cuerpo entero, pero a veces,
también la memoria me falla. Por ejemplo: ¿qué altura, que largo de pelo,
brazos pegados o no pegados a los hombros-tenía yo? Y ni hablar de la
ropa. De adolescente solía amar las capelinas, una cinta de raso,
vestidos livianos como enaguas. Pero ahora creo que arrastro un manto. Lo que
no sé es qué significa puesto que no llevo corona en la cabeza. O a
lo mejor las flores se pusieron mustias .Tampoco ellas, las flores,
llevan las vestiduras de antaño. En días, pocos, han cambiado tanto que
me dejan sin habla. Son como fotos en blanco y negro. Y fuera de foco.
Estoy desvaneciéndome, qué tristeza, Dios mío, muriéndome
de a poco esta mañana.
Josefina Trebucq
Josefina Trebucq
De Michael Pochet, pintor belga:
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