Hermanas
Risas frente al espejo,
cintas para el pelo y camisones.
Canciones que nos cantamos
para consolarnos de los celos
que nos tenemos,
tantas cosas pegajosas
que nos afligen,
nos hacen sentir sucias y a oscuras.
Hasta que viene la madre
y todo vuelve a estar bien.
La luna se asoma por la ventana
que ella abre de par en par,
mientras después del beso de las buenas
noches
las cabecitas se nos hunden en las
almohadas,
y los queridos pasos empiezan
a alejarse, inconfundibles,
por la galería.
Josefina Trebucq
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