miércoles, 12 de octubre de 2016
Guadalupe
Mi querida,
detenida y veloz.
Vértigo y pradera desatados.
Ángel que me ha curado,
de toda herida antigua.
Arañita tejedora
de red por estrenarse.
Mi equilibrista.
Tan luz,
tan lu,
tan mía.
Corazón que va a tener
que rodearse de murallas
para que no lo arrasen.
Hija que se ha ido demasiado pronto, lejos.
Rara
y porque sí,
porque las flores son,
sencillamente,
flor blanca.
Josefina Trebucq
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